24 OCTUBRE, ACCIÓN CLIMÁTICA

DÍA MUNDIAL DEL HÁBITAT

La población humana se vuelve urbanita, buscando unas mejores condiciones de vida, un hábitat más propicio que nos asegure el ansiado bienestar. Olvidando en ocasiones que el ser humano solo necesita refugio, aire, agua, alimento y espacio para vivir. La globalización del capitalimo nos trae una migración en masa hacia las luces de colores, pero ¿es la ciudad el espacio adecuado en el que nuestra especie puede perpetuar su futuro?. De momento eso no está claro, aunque esa es la tendencia. Sobre lo que no hay ninguna duda es que la planificación debe mejorar: barrios marginales, inseguridad, transporte, energía, edificación sin sentido, esto es sencillamente insostenible.

No me malinterpreten identificando los movimientos migratorios como algo a rechazar, al contrario, el ser humano es libre de ir allá donde considere que va a vivir mejor, todos tenemos ese derecho y las fronteras desde luego no van a contener la pobreza. De hecho las últimas noticias nos muestran que la tan temida migración es la que ha hecho posible que los países prosperen.


La planificación urbanística ha de abrirse a la participación ciudadana, la gobernanza de los bienes públicos donde no sólo los poderosos y ricos tengan poder de decisión sobre qué hacer con ellos, sin perder de vista nunca que los recursos son limitados, los efectos del cambio climático acechan y hay que gestionar en miras de un futuro positivo.


El Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos, UN-HABITAT, celebra cada primer lunes de octubre su cumpleaños.

DECRECIMIENTO


¿Es el “desarrollo” sostenible?.



Ante la crisis económica-ecológica que estamos sufriendo el desarrollo sostenible ha funcionado como la solución facililla con la que salir del paso, con la que lavar nuestras conciencias y fomentar nuestra esperanza. Dado que se nos ha estropeado el negocio inmobiliario pues vamos a darle a la eficiencia energética. Pero señores y señoras, de reducir nada que si no dejamos de salir en las estadísticas como país consumidor, osea quiero decir, desarrollado.

Yo misma me he dado cuenta de que a mí también me habían vendido la moto, y es que todo lo que lleve la fórmula “desarrollo sostenible” queda respetable y respetuoso. Sin embargo, yéndonos a las más elementales leyes de la física vivimos en un planeta finito donde un crecimiento continuo no es posible, por tanto aunque sea bastante más radical que nuestro edulcorado desarrollo sostenible debemos decrecer porque….
el infinito está más allá de la Tierra.

Asimilar este nuevo concepto, este nuevo reto del decrecimiento, que hasta a mí se me figura como algo negativo, es complicado si no visualizamos un nuevo modelo de vida, un nuevo paradigma donde crezcamos no a lo material sino a lo emocional. Que no aumente el PIB no quiere decir que no tengamos bienestar, podemos tener cultura, salud, convivencia, felicidad.

No obstante, decir “desarrollo sostenible” está tan extendido, ha sido hasta el momento un término tan revolucionario, tan medioambientalmente positivo, que si ven en este blog dicha receta discúlpenme, yo claramente estoy a favor del decrecimiento… eso sí de momento no me volveré vegana.

“La peor preocupación que enfrenta nuestra sociedad es la de tener invadidos el espíritu y el pensamiento”. John Berger.